CARTA
DE UN CYRANO A LA M罶 DULCE DAMA
“Amor
invencible en la batalla,
Amor
que dominas a las bestias
y
reposas en las suaves mejillas de
una joven;
t?/font>
frecuentas el ponto y los r鷖ticos
refugios.
Ninguno de los dioses ni de los
hombres,
que
viven un d韆, se ve libre de ti,
y
el que te lleva consigo enloquece.”
De
Ant韌ona (fragmento), de
S覨OCLES.
Permita Usted que me atreva
a
cometer en un acto
dos
pecados tan terribles,
que
duelen de explicitar.
El uno, lastimar por siempre
la
pureza de esta p醙ina,
con
la tinta de una pluma
que
cual daga he de guiar.
En la odisea que muten
pensamientos
en palabras,
que
mis labios hoy resecos
no
se atreven a pronunciar.
El otro, a鷑 m醩 grave,
el
pretender me dedique
un
instante de su tiempo
y
su m醩 clara atenci髇.
Conc閐ame Usted la gracia
que
me presente de pronto,
pues
tan solo soy Cyrano,
de
alg鷑 mundo... alg鷑 lugar.
?/span>Clama
el p閠reo destino
reservado
a los Cyranos!
que
de presencias ef韒eras
nadie
ha intentado salvar.
Pero deje que le explique, aqu?
en
breves momentos,
la
raz髇 de mis pesares
y
el porqu?de mi obrar.
Le conoc?a Usted hace tiempo,
en
aquella sala pagana,
y
entre mutuas timideces,
ni
atinamos conversar.
Era Usted a鷑 muy joven,
pero
ello no fue muralla
para
que el esplendor de su rostro
me
llegara a cautivar.
Pero... era yo un Cyrano...
de
los que a nadie interesa,
sin
tener huella ni rastro,
sin
siquiera molestar.
Y luego... segu?sus pasos,
vi
a la ni馻 transformarse
y
convertirse en la Venus
que
Afrodita ha de envidiar.
Y aun trat?de ir m醩 cerca,
de
compartir aprehenderes,
en
sabidur韆 de aquellos
que
tratamos de alcanzar.
Y compart?sus momentos,
en
silencio y a la escucha,
aunque
Usted muy bien sabe:
le
contempl?.. y le ador?
Es que resulta imposible
abstraerse
de su esencia
y
es por ello que mis sentidos
le
siguieron por doquier.
Ruego a Usted me perdone
si
incomodan mis relatos,
pero
permita que siga,
sin
mofarse de mi ser.
Tan s髄o soy un Cyrano
de
los que a nadie interesa,
a
los que nadie ha de amarlos,
ni
a nadie importa perder.
Ya han pasado algunos a駉s,
su
amistad me ha distinguido,
pero
estimo imperioso
me
permita continuar.
Este ha sido un cruel verano,
y
el no verla, mi condena,
y
le juro sin falacias
que
s髄o pens?en Usted.
En su voz como caricia,
en
su rostro y su nombre,
en
sus ojos y su risa,
en
su cabello y su andar.
En el vuelo de sus manos,
su
cadencia... su fragancia...
en
c髆o cambia la noche
cuando
le veo parpadear.
He venerado esos instantes
de
peque馻s actitudes,
el
verla ruborizarse...
y
por momentos dudar.
En su t韒ida sonrisa,
en
su piel, manto de seda,
y
ese hablar en bajo tono,
destilando
complicidad.
Del fulgor y el torbellino,
de
omnipresencia, de clase,
y
ese tenue desparpajo
al
construir la verdad.
Pero, a pesar de su brillo,
radiante
cual pulcra estrella,
brota
en su alma gran pena...
que
intenta siempre ocultar.
Sepa que Usted me ha honrado
al
entregarme su tiempo
para
leer estas notas
que
s?no le cautivar醤.
Pero es que soy un Cyrano,
castigado
por destino,
y,
al pretender no ser necio...,
olvid?/span>
la felicidad.
Por eso, d閙e otro lapso
y
terminar mi relato,
pues
ya es demasiado tarde
para
tratar de callar.
S?muy bien, mi dulce dama,
que
por todo lo expresado
mi
conclusi髇 es sin dudas:
Usted me invadi?de Amor.
Pero que nada le altere
ni
entristezca, ni obnubile,
pues
tan s髄o soy Cyrano...
imposible
de amar.
Que luego de todo lo dicho
no
querr韆 morir en sue駉s,
pero
tampoco en la aurora
maldecir
el despertar.
Por ello es que agradezco
al
Dios que habita los Cielos
por
haberla conocido,
a
Usted, mi dama sin par.
Pues bien, tan s髄o resta
me
despida con recato
y
reiterar mis disculpas
por
mi impropio proceder.
Ruego a Dios siempre la gu韊,
y
en la vida le proteja,
y
sepa bien... siempre, siempre...
este
simple Cyrano le amar?
Posdata: Nada ha de ser tan valioso,
ni
oro, diamante o plata,
como
el roce de sus labios,
o
la expresi髇 de sus ojos...
al
finalizar 閟ta carta.
Un Cyrano
Alg鷑 Marzo
Superado el A駉 2000
Despu閟 de Nuestro Se駉r Jesucristo.
ALGUIEN OBSERVANDO*
Te he observado espiar tras las
cortinas,
con
la mirada perdida en alg鷑
horizonte,
devorando
a otras gentes tan indiferentes
que
machacan veredas s髄o por costumbre.
He notado la inquietud de tus
pupilas,
con
manos crispadas por tanta
impotencia,
y
un suspiro profundo empa駉 los
cristales,
sin
poder destruirlos como hubieras
deseado.
Te he visto observar desde tu
fortaleza,
con
frente sudorosa y aspecto cansino,
bebiendo
la brisa que obsequia la noche,
sin
penas ni glorias, s髄o por destino.
He descifrado de pronto tus dudas y
temores,
n醬frago
del llanto que abraza la
impaciencia,
so馻ndo
una isla sin tesoros ni puertos,
y
miles de gaviotas de incesante
vuelo.
Te he visto observar hacia mi
ventana,
papel
y l醦iz en mano, escribi閚dome algo,
y
dud?entonces si en verdad exist韆s
o
un gigantesco espejo pend韆 del
cielo.
*
Poema incluido en la antolog韆
Escritores del MERCOSUR e
Hispanoam閞ica, publicada con el
patrocinio por la Casa de las Letras
y las Artes del MERCOSUR e
Hispanoam閞ica. 29 de Junio de 2007,
Mar del Plata, Argentina.
REINA GRIS EN CIUDAD CREP赟CULO**
Reina Gris gobierna,
Ciudad Crep鷖culo observa,
la
miel, la mies, la piel,
todo
ofrendado a ella.
Baila Reina Gris,
baila
decadencia,
que
hoy tu infiel estirpe
al
fin ya no procrea.
R韊 Reina Gris,
sin
bufones ni Corte,
la
suciedad de tu reino
sentenciando
te absorbe.
R韊 Reina Gris,
r韊
y alecciona,
que
en tu re韗 bastardo,
la
urbe no da loas.
Jadea Reina Gris,
revu閘cate
en tu odio,
que
el carrusel del olvido
no
gravar?tu historia.
Estalla Reina Gris,
propagadora
del mal,
en
tu paso pestilente,
de
catadora seminal.
Solloza Reina Gris,
nosotros
lo imploramos,
esclavos
de tu lujuria,
esclavos
por debilidad.
Res韌nate Reina Gris,
sin
s鷅ditos ni huestes,
nosotros,
tus burlados,
reiremos
de tu suerte.
**
Poema incluido en la
Antolog韆 Poetas y Narradores
Contempor醤eos 2007, publicada
con el patrocinio de De Los Cuatro
Vientos Ediciones. Junio de 2007,
Buenos Aires, Argentina.