N.? 44

OCTUBRE 2006

9

  

  

Los destinatarios del cuento

en la sociedad actual

Rosa M.?Mart韓 de la Rosa

  

  

A

ctualmente, al pensar en los cuentos, a todos se nos viene la imagen del ni駉 a la cabeza, y es que hoy en d韆 el ni駉 es el destinatario predilecto del cuento. Pero esto no siempre ha sido as? En el pasado, el cuento no siempre se dirigi?a un p鷅lico infantil, sino que, por el contrario, durante siglos fue una forma de entretenimiento que involucraba a toda la comunidad, sin distingos edad. Fue a partir del siglo XVII cuando se empieza a concebir al ni駉 como destinatario del cuento, porque es a partir de este momento cuando se considera la infancia como un estadio separado de los adultos; antes no hab韆 sido as? El ni駉 se convierte en destinatario con todo derecho de los cuentos a partir del siglo XIX. Esto significa que, hasta tiempos bastante recientes, el adulto fue, si no el 鷑ico, por lo menos uno de los destinatarios m醩 adecuados para este g閚ero narrativo.

  

Eje cronol骻ico de la destinaci髇 del cuento

  
     

Charles Perrault (1628-1703) 

  

El hecho de que las modernas colecciones se dirijan abiertamente a un p鷅lico infantil permite suponer que el desplazamiento de destinaci髇, iniciados a finales del siglo XVII con Perrault, ha llegado ahora a su l骻ica conclusi髇.

Los cuentos actuales fueron relegados a las zonas de uso secundario, destinadas a los m醩 peque駉s y abandonadas por los adultos. Una confirmaci髇 de este cambio se encuentra en los textos mismos: las modernas colecciones de cuentos populares se adecuan a las presuntas exigencias de los lectores infantiles, o sea, a la imagen (m醩 o menos fiel) que el narrador adulto tiene de los ni駉s. As? el lenguaje de los cuentos se adapta a la capacidad lingstica de los lectores previstos, y entran adem醩 m鷏tiples consideraciones de orden pedag骻icos encaminadas a hacer que los cuentos coincidan con los c醤ones educativos generalmente aceptados.

A pesar del hecho de que nuestra sociedad haya definido el cuento como un g閚ero narrativo de uso exclusivo de la infancia, hay quien sostiene que tal decisi髇 no es m醩 que el fruto de un equ韛oco, de un 揳ccidente hist髍ico? Seg鷑 Tolkien, no hay ning鷑 motivo particular por el que los adultos deban abandonar el cuento, sobre todo porque cualquier arte o ciencia, si queda relegado exclusivamente al 醡bito de los ni駉s, se deteriora gravemente, y, a veces, irremediablemente. Los efectos negativos de la conexi髇, absolutamente arbitraria, que la sociedad occidental moderna ha establecido entre la infancia y el cuento son evidentes: los modernos adaptadores, guiados por una imagen completamente ilusoria de la infancia, vac韆n los antiguos relatos de sus contenidos originarios, edulcor醤dolos y expurg醤dolos para hacerlos inocuos.

Uno de los presupuestos impl韈itos en la base de muchas adaptaciones para ni駉s es que 閟tos posean una 搃ncorrupta credulidad, un fresco apetito por las maravillas?(Lang, 1889). De este modo, se sobreentiende que el narrador adulto debe jugar con la escasa experiencia en vida del ni駉 para venderle la ficci髇 de los cuentos como realidad. Tolkien se opone dr醩ticamente y rechaza el presupuesto seg鷑 el cual el ni駉 ser韆 incapaz de distinguir el mundo ficticio del cuento del mundo de la experiencia cotidiana. Para usar adecuadamente el cuento, Tolkien afirma que es indispensable entrar con la propia mente en el mundo secundario evocado por el narrador y, mientras se est?dentro de 閘, creer en su verdad. El destinatario no tiene que creer que las cosas contadas se pueden encontrar en el mundo de la experiencia primaria. 蓅te es el equ韛oco en el que caen los que consideran que los ni駉s, en virtud de su ingenuidad y de su presunta incapacidad para distinguir entre realidad y ficci髇, son los 鷑icos posibles destinatarios de los cuantos en nuestros d韆s.

Sin embargo, las argumentaciones adoptadas por Tolkien para negar que el ni駉 se haya convertido en el destinatario privilegiado del g閚ero de los cuentos, en cierto sentido se le vuelven en contra: el cuento exige que el destinatario crea en lo que 閘 cuenta, por m醩 inveros韒il que pueda parecer valorado desde el punto de vista del mundo real (閟te es precisamente el punto fundamental: no hay que valorar el mundo de los cuentos a partir de criterios tomados de la experiencia primaria). En otras palabras, mientras el destinatario se encuentra sumergido en el marco del cuento, jam醩 debe sorprenderse frente  a los animales que hablan, a los auxiliadores m醙icos, a los antagonistas ultraterrenales y a todos los elementos recurrentes en el cuento pero que no se pueden encontrar en el 醡bito de la vida real. As? en el momento en que se manifiesta la incredulidad, el encantamiento se rompe y el destinatario se ve nuevamente catapultado 揳l mundo primario?

  
     

J. R. R. Tolkien (1892-1990) 

  

No obstante, para el adulto actual resulta dif韈il sumergirse en el mundo del cuento eliminando toda huella de duda, o sea, abandonando temporalmente todo el sistema conceptual que subyace a su experiencia del mundo real. Pero, seg鷑 Tolkien, para entrar en el mundo del cuento, no hay que esforzarse en creer, hay que creer y basta. A los ni駉s, esta operaci髇 les sale bien, y, por esto, el cuento se ha convertido en un dominio privilegiado de la infancia.

 

El destinatario infantil

Esta argumentaci髇 se basa en un ensayo de Okryen Seung llevado a cabo sobre la psicopedagog韆 del cuento. Seung considera que los cuentos son particularmente adecuados para la mentalidad infantil, tanto por lo que se refiere a los temas tratados por ellos como por los dispositivos formales que los caracterizan.

Los contenidos t韕icos del cuento reflejan de cerca los intereses del ni駉: a menudo, los cuentos se ocupan del abandono de los hijos por parte de los padres o de la ruptura del v韓culo materno, temas en los que el ni駉 peque駉 presta mucha atenci髇. En cuanto a los contenidos m醩 espec韋icamente maravillosos, Seung se detiene en algunos rasgos caracter韘ticos de la mentalidad infantil como el egocentrismo, el realismo y el animismo que hacen al ni駉 particularmente receptivo con el mundo encantado del cuento.

La incapacidad de distinguir entre el yo y el mundo exterior (egocentrismo) y la consiguiente certidumbre de que todo elemento del mundo est? dotado de voluntad propia (animismo) acercan la mentalidad infantil al pensamiento m醙ico. Por este motivo, el ni駉 no debe realizar grandes esfuerzos para concebir un mundo en el que los animales hablen: lo que en el caso del lector adulto requiere una 搗oluntaria suspensi髇 de la incredulidad?al ni駉 le resulta natural. Es probable que, a partir de una cierta edad, tambi閚 el ni駉 sepa que en el mundo real los animales no hablan. Pero para 閘, las fronteras entre el mundo de la experiencia cotidiana y el del cuento no son tan r韌idas como para en adulto. Esta fluidez de las fronteras favorece el continuo paso de una dimensi髇 a otra, paso que a menudo asume la forma de la experimentaci髇 l鷇ica. Esto resulta evidente para cualquiera que haya observado el proceso del juego infantil.

El animismo de los ni駉s encuentra, pues, un terreno muy f閞til en el cuento, que est?poblado de animales y de objetos dotados de personalidad reconociblemente humana. Pero, adem醩 de reflejar el animismo infantil, la presencia de bestias que hablan en los cuentos refleja la importancia que tienen los animales en el imaginario infantil y la facilidad con que el ni駉 se identifica con ellos.

  
     

Bruno Bettelheim (1903-1990) 

  

Pasando a los dispositivos formales caracter韘ticos del g閚ero cuent韘tico antes delineados, Seung se propone comparar las caracter韘ticas del estilo oral, t韕ico del cuento, con la psicolog韆 del ni駉. Vistos desde esta perspectiva, algunos rasgos estil韘ticos salientes, como el uso de f髍mulas  y de repeticiones y el ritmo binario o ternario, pueden remitirse a las exigencias precisas del destinatario infantil. La estructura enumerativa permite que el destinatario encuentre un armaz髇 constante y reconocible en el texto, lo cual le da una sensaci髇 consoladora de familiaridad que lo tranquiliza. El ni駉 que ama el orden, la medida y la coherencia, advierte, de manera particularmente acentuada, esta exigencia. Las repeticiones y las estructuras constantes satisfacen su gusto por la estabilidad y lo ayudan en el proceso de memorizaci髇 del texto.

Otras caracter韘ticas, como la extremada simplificaci髇 de las relaciones internas, la ausencia de descripciones exhaustivas de corte realista y la exteriorizaci髇 del conflicto, hoy apuntan todas al ni駉 como destinatario privilegiado del cuento.

 

Conclusi髇

Como hemos estado viendo a lo largo de esta breve reflexi髇, el destinatario por antonomasia del cuento es el p鷅lico infantil. Sin embargo, muchos escritores no est醤 de acuerdo con esta afirmaci髇, y, como ejemplo m醩 claro, tenemos a Tolkien, del que ya hemos hablado. Con esto, no estamos diciendo que el adulto no pueda disfrutar con la lectura de los cuentos; al contrario, se ha demostrado que el hecho de que un adulto relea uno de los cuentos que ya hab韆 le韉o en su etapa infantil, estimula m鷏tiples niveles de lectura; el cuento se presta a ser interpretado de manera distinta por el mismo individuo en fases sucesivas de su vida, con lo que se da cuenta de su propia evoluci髇 psicol骻ica, lo cual resulta algo muy positivo.

  

  

PARA SABER M罶:

CERVERA, Juan (1991): Teor韆 de la literatura infantil. 1.?ed., Universidad de Deusto / Eds. Mensajero, Bilbao.

BETTELHEIM, Bruno (1977): Psicoan醠isis de los cuentos de hadas. Trad. esp., 10.?ed., Ed. Cr韙ica, Barcelona, 1990.

L覲EZ TAM蒘, Rom醤 (1990): Introducci髇 a la literatura infantil. 1.?ed., Universidad de Murcia.

PASTORIZA DE ETCHERBARNE, Dora (1962): El cuento en la literatura infantil. 1.?ed., Ed. Kapelusz, Buenos Aires.

PISANTY, Valentina (1995): C髆o se lee un cuento popular. 1.?ed., Ed. Paid髎, Barcelona.

PROPP, Vladimir (1974): Las ra韈es hist髍icas del cuento. Trad. esp., 5.?ed., Ed. Fundamentos, Madrid, 1987.

  

  

  

_______________

Gracia Mar韆 Mart韓 de la Rosa (M醠aga, 1983) es diplomada en Maestro en Lengua Extranjera (secci髇: Franc閟) por la Universidad de M醠aga, en cuya Facultad de Ciencias de la Educaci髇 ha cursado los estudios.

  

  

GIBRALFARO. Revista de Creaci髇 Literaria y Humanidades. A駉 V. N鷐ero 44. Octubre 2006. Director: Jos? Antonio Molero Benavides. ISSN 1696-9294. Copyright ?2006 Gracia Mar韆 Mart韓 de la Rosa. Reservados todos los derechos ?2002-2006 EdiJambia & Departamento de Did醕tica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educaci髇. Bulevar Louis Pasteur, s/n. Campus de Teatinos. Universidad de M醠aga. 29071 M醠aga (Espa馻).

  

  

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