a educaci髇 vive en una sociedad estratificada,
neoliberal y capitalista de profundos y ef韒eros
cambios caracterizados por la globalizaci髇 de
los procesos econ髆icos, pol韙icos, culturales,
sociales y tecnol骻ico-comunicativos, lo cual
nos lleva a reflexionar sobre lo que significa
educar y la relaci髇 existente entre la
educaci髇 y el medio pol韙ico y sociocultural
que la envuelve.
En este sentido, la educaci髇, que depende de
esos cambios pol韙icos y socioculturales, es
controlada por el poder dominante de un Estado
que pretende conseguir el control social de los
ciudadanos a trav閟 de su aparato ideol骻ico: la
escuela. De este modo, la escuela “educa”,
reproduce socialmente ideas, valores y pautas de
comportamiento del orden pol韙ico establecido a
trav閟 de la inculcaci髇 ideol骻ica de los
conocimientos.
El conocimiento escolar est?impregnado por la
ideolog韆. As? la relaci髇 del conocimiento que
forma parte de los contenidos del curr韈ulum
(los que se excluyen o se incluyen, o la
decisi髇 de lo que se considera b醩ico y
secundario), como su organizaci髇 y
secuenciaci髇 responde a opciones ideol骻icas y
a intereses pol韙icos y econ髆icos del grupo
mayoritario que detenta el poder. El
conocimiento, por tanto, dista de ser neutral y
pone de relieve el tipo de sociedad
estratificada y jerarquizada en la que vivimos,
as?como el modelo de ciudadano que la pol韙ica
del momento aspira a alcanzar a trav閟 de la
escuela.
Hoy es el Estado quien decide qu?conocimiento
es importante para la escolaridad obligatoria,
cu醠es son los contenidos m韓imos y b醩icos a
los que tienen derecho a acceder y est醤 en la
obligaci髇 de adquirir los estudiantes, y cu醠
es, en definitiva, la cultura c韛ica para
nuestra sociedad.
Todas estas desigualdades sociales se aprenden
en la escuela a trav閟 del proceso de
socializaci髇 y del curr韈ulum fragmentario y
hegem髇ico, y a trav閟 del curr韈ulum oculto
(mediante las relaciones sociales en la escuela,
los rituales, las normas, la organizaci髇 del
tiempo y del espacio). En tal sentido, el
curr韈ulum hegem髇ico reproduce las
desigualdades, pues el conocimiento que engloba
no responde a los intereses, motivaciones y
bagaje cultural previo de una clase
desfavorecida que se halla excluida bajo la
sombra de quienes detentan el poder: varones,
anglosajones, occidentales, de clase media-alta.
Todos no pueden acceder al conocimiento porque
no disponen de las claves culturales b醩icas
para participar en la vida social y cultural. No
existe una igualdad de oportunidades real. Por
otra parte, el sistema de evaluaci髇 empleado en
educaci髇 se basa en unas calificaciones que
tienen consecuencias nefastas para la justicia
social, ya que se ci馿n al desigual m閞ito
educativo de cada alumno. Se refuerza as?la
jerarqu韆 de clases en la sociedad.
La respuesta de la escuela: invertir la
hegemon韆 para paliar las desigualdades
縌u?deber韆mos hacer desde la escuela para
paliar las desigualdades? Como educadores, 縬u?
conocimientos debemos considerar como necesarios
y relevantes para contribuir en la formaci髇 de
ciudadanos aut髇omos, cr韙icos, responsables y
solidarios?
Debemos apostar por invertir la hegemon韆, pues
el conocimiento es una construcci髇 social y,
como tal, todos por igual podemos y debemos
generar y construir el conocimiento en un
proceso dial骻ico, consensuado y compartido.
Debemos construir un programa de aprendizajes
comunes, apoyado en una base interdisciplinar
para la educaci髇 integral del sujeto, que
contemple y proporcione a las clases
desfavorecidas en igualdad de oportunidades las
claves culturales b醩icas para que puedan
participar en la sociedad.
Por otra parte, el profesorado deber韆
despegarse del libro de texto que lo encorseta
(閟te engloba un conocimiento seleccionado y
fragmentario de la realidad) para que el proceso
de construcci髇 del conocimiento sea compartido
y se acerque a los intereses del alumnado. El
profesorado, como coordinador y gu韆 en el
proceso de ense馻nza-aprendizaje de sus alumnos,
debe recuperar su autonom韆 profesional para
investigar en el aula y desarrollar todo tipo de
estrategias y recursos flexibles con el fin de
favorecer en el alumnado unos aprendizajes
significativos y relevantes.
El conocimiento no ha de ser jer醨quico y
unidireccional (uno lo produce y transmite, y
otro lo recibe), sino que se ha de generar en el
aula espacio donde el profesor, como promotor y
orientador del aprendizaje, recupere, junto con
sus alumnos, el protagonismo en el proceso de
ense馻nza–aprendizaje.
Es importante tambi閚 para paliar las
desigualdades sociales dar luz a esos
procedimientos oscuros que, de forma impl韈ita y
oculta, favorecen la discriminaci髇, la
segregaci髇 y la desigualdad. De ah?que la
justicia social deba comenzar por la
concienciaci髇 de la clase desfavorecida acerca
de la situaci髇 en que se halla con respecto a
la clase dominante, para poder establecer as?un
equilibrio e igualdad de oportunidades que palie
las desigualdades sociales y educativas entre
los miembros que conforman la comunidad
educativa y la sociedad. Todos debemos gozar de
los mismos derechos, oportunidades y libertades
en el proceso de ense馻nza–aprendizaje, y esto
ha de trasladarse a la sociedad para que podamos
hablar de una justicia social real. En
definitiva, debemos apostar por una educaci髇
democr醫ica, comprensiva e inclusiva que
responda a la igualdad de oportunidades y a la
justicia social para paliar las desigualdades.
Despu閟 de todo lo expuesto hasta ahora, est?
claro que, para que todo cambio en el sistema
educativo resulte eficaz y efectivo, debe contar
con los sectores implicados en la comunidad
educativa. Ninguna ley tendr?閤ito si los
profesores, alumnos, padres, inspectores, en
definitiva, la comunidad educativa, no se
sienten escuchados. Sin ellos, toda reforma o
cambio pol韙ico fracasar?y los cambios deseados
no se producir醤. La educaci髇 no puede estar
sometida a los vaivenes de la pol韙ica; no debe
cambiarse, interpretarse o utilizarse seg鷑 el
partido pol韙ico dominante.
Una constante, el fracaso escolar
Cada vez que se plantean reformas y cambios en
los sistemas educativos se recurre al concepto
de “fracaso escolar”; sin embargo, debemos tener
presente que este t閞mino comporta un concepto
polis閙ico y ambiguo que puede ser interpretado
y utilizado de acuerdo con intereses ideol骻icos
y pol韙icos concretos.
En general, el t閞mino “fracaso escolar” se
aplica habitualmente al alumnado y hace
referencia a quienes, al finalizar la
escolarizaci髇 obligatoria, no han logrado una
formaci髇 b醩ica que les permita integrarse de
forma aut髇oma como ciudadanos responsables en
la sociedad. En este sentido, el indicador m醩
habitual para cuantificar el fracaso es el
porcentaje de alumnado que abandona
prematuramente el sistema educativo y de
aquellos que suspenden y no obtienen la
titulaci髇 que les abre las puertas a los
estudios postobligatorios.
Llegados a este punto, deber韆mos plantearnos
qu?hay detr醩 del fracaso del alumnado. 縎髄o
fracasan los estudiantes? 縋or qu?fracasan?
縌ui閚es son los responsables del fracaso
escolar? Como problema multidimensional, varias
son las causas que interact鷄n en el fracaso
escolar. La responsabilidad del fracaso escolar
no s髄o est?en el alumnado.
Por un lado, fracasa el sistema social, porque
no acaba con las desigualdades que coartan la
igualdad de oportunidades entre sus ciudadanos.
Desde este punto de vista, el fracaso escolar
refleja la desigual distribuci髇 de los bienes
culturales en la sociedad: las desventajas
socioecon髆icas y culturales de las familias
explicar韆n las desigualdades de los resultados
escolares.
Por otro, fracasa el sistema educativo y el
profesorado tal como la administraci髇 y sus
estructuras lo han configurado, porque, a trav閟
del aparato ideol骻ico del Estado, esto es, la
escuela, se veta el conocimiento a las clases
m醩 desfavorecidas y se reproducen as?las
desigualdades sociales a trav閟 del curr韈ulum
hegem髇ico. La escuela ense馻 cosas que no
responden a los intereses diversos de un
alumnado diverso, y ni el curr韈ulum ni los
m閠odos y contenidos favorecen la igualdad de
oportunidades (de acceso, de 閤ito y de utilidad
o valoraci髇 social) de la mayor parte de los
alumnos, porque la educaci髇 representa y
responde al grupo mayoritario que detenta el
poder. En definitiva, la escuela no garantiza
que se agoten todas las estrategias y recursos
posibles antes de avocar al alumnado a la no
titulaci髇. Desde esta perspectiva, debemos
reflexionar sobre el tipo de educaci髇 y
ense馻nza que se da en la escuela, as?como los
criterios de evaluaci髇 empleados que llevan al
alumnado al fracaso.
Conocidos los responsables del fracaso escolar,
veamos ahora las razones por las cuales el
fracaso escolar se produce en las escuelas
selectivas.
Primero, porque los alumnos se sienten obligados
a asistir a la escuela en contra de su voluntad.
Fracasan porque no logran el m韓imo exigido y no
consiguen adaptarse al sistema. En este sentido,
la ense馻nza obligatoria debe paliar las
desigualdades sociales y la discriminaci髇 en
defensa de la justicia social.
Segundo, porque el sistema educativo se organiza
en niveles y esto favorece el etiquetaje de los
atrasados, aventajados y normales. Al clasificar
a una parte de la diversidad, 閟ta se normaliza
siendo absorbida por los grupos dominantes. Se
rompe con la diversidad y las aulas se
homogeneizan, d醤dose por supuesto que es el
grupo minoritario y desfavorecido el que se ha
de adaptar a las normas del grupo mayoritario y
dominante.
Tercero, porque no todos pueden acceder a un
mismo nivel de conocimientos, puesto que 閟te es
homog閚eo y representa a la clase social
dominante que detenta el poder. A los grupos
desfavorecidos no se les proporcionan las claves
culturales b醩icas para la participaci髇 en la
comunidad educativa y en la sociedad.
Cuarto, porque la escuela, como aparato
ideol骻ico del Estado, inculca los conocimientos
y contenidos cargados de ideolog韆 a un alumnado
que, sometido, no tiene voz ni voto para decidir
qu?quiere aprender. De ah?que los aprendizajes
no les resulten 鷗iles, significativos y
relevantes.
Quinto, porque el sistema de evaluaci髇 empleado
es discriminatorio y segregador. Se basa en las
calificaciones y mide s髄o los resultados, sin
atender a la formaci髇 y al progreso gradual del
alumnado. Por otra parte, el sistema de
calificaciones reproduce las desigualdades
sociales ya que fracasa quien no supera los
m韓imos exigidos. Este sistema de evaluaci髇
est?cargado de ideolog韆 e intereses pol韙icos,
pues se le asigna un valor cuantificable al
conocimiento, as?como a la capacidad del alumno
de construir aut髇omamente su aprendizaje.
Sexto, porque en el sistema educativo se
utilizan mecanismos de segregaci髇 que eliminan
la igualdad de oportunidades en el alumnado y
producen fracaso escolar. Son destacables los
procesos de homogeneizaci髇 del alumnado y del
conocimiento. De este modo, la homogeneidad de
nivel social se convierte en homogeneidad de
閤ito escolar. Las clases desfavorecidas
fracasan porque no pueden acceder a una cultura
que no es neutra por cuanto representa a la
clase dominante. Los itinerarios, junto al
etiquetaje, producen segregaci髇, porque se
separa a los alumnos en funci髇 de sus
capacidades. Las elecciones prematuras producen
segregaci髇 y los alumnos acaban asumiendo su
fracaso y su estigma. Y la repetici髇 confirma
el fracaso de un alumnado que se desanima a
seguir los estudios.
Por una educaci髇 democr醫ica, participativa,
comprensiva e inclusiva
Si lo que deseamos es paliar las desigualdades y
conseguir una igualdad de oportunidades y una
justicia social reales debemos partir de la
premisa de que todos pueden aprender si se les
proporcionan, en igualdad de oportunidades, los
recursos, m閠odos y estrategias adecuadas para
lograr aquellos conocimientos b醩icos que les
van a permitir participar en la sociedad. Es el
sistema educativo el que se ha de adaptar al
alumnado, y no al contrario. En este sentido, no
debemos centrarnos en una concepci髇 del
aprendizaje y del progreso basado en el dominio
de un contenido espec韋ico igual para todos, con
un logro definido, porque la realidad del
alumnado es diversa: tienen diferentes
capacidades, motivaciones, intereses y ritmos de
aprendizaje.
Intentar homogeneizar el conocimiento y las
aulas es un sacrilegio, porque la realidad de la
sociedad es un mosaico plural, diverso y
heterog閚eo. Adem醩, homogeneizar las aulas no
garantiza el 閤ito escolar en igualdad de
oportunidades. Debemos apostar por una educaci髇
democr醫ica y participativa impregnada de
valores que se concreten en la justicia social.
Nuestra meta debe consistir en favorecer la
igualdad entre el alumnado en cuanto al acceso
(todos, por igual, deben tener la oportunidad de
disponer de una plaza gratuita en el sistema
educativo sin selecciones), al 閤ito (todos
deben tener la posibilidad de llegar al final
del sistema educativo), a la utilidad o
valoraci髇 social (los aprendizajes han de ser
鷗iles culturalmente a todos). El sistema
educativo democr醫ico ha de ser com鷑 para todos
por igual, y debe partir de los intereses de los
menos desfavorecidos. As?se enriquecer?con la
diferencia.
Esto es posible mediante un curr韈ulum de
aprendizajes comunes (en contraposici髇 al
curr韈ulum hegem髇ico) que se acerca a los
intereses del alumnado y cuyo conocimiento se
construye en un proceso de aprendizaje
compartido. Este curr韈ulum flexible de
conocimientos comunes ayuda a sentar las claves
culturales b醩icas para la participaci髇 de los
alumnos en la vida social y cultural.
En esta educaci髇 democr醫ica, la participaci髇
de la comunidad educativa es primordial en el
proyecto de construcci髇 flexible del
conocimiento que ayuda a paliar las
desigualdades desde la justicia social. Desde
esta concepci髇 de educaci髇 democr醫ica,
participativa, comprensiva e inclusiva, se
ha de dar cabida a todos por igual, para que se
logre una formaci髇 ciudadana en y para la
cr韙ica, la reflexi髇, la autonom韆, la
responsabilidad y la solidaridad en una sociedad
plural en la que debe darse voz a las clases m醩
desfavorecidas para que entre todos podamos
construir el conocimiento. En este sentido,
apostar por la justicia social e igualdad de
oportunidades reales significa entender el
proceso de evaluaci髇 del alumnado como un
proceso formativo que ayude al alumnado a
mejorar y crecer como persona.
|
|
 |
|
La sociedad ha
concienciarse de que,
para que los cambios en
educaci髇 produzcan
resultados y mejoras
髉timas en el sistema
social y educativo, debe
colaborar con su
participaci髇 en la vida
educativa de la
comunidad escolar.
(Imagen: donbosco.es) |
|
|
|
Otro aspecto clave en la educaci髇 democr醫ica,
participativa, comprensiva e inclusiva es la
recuperaci髇, por parte del profesorado, de su
autonom韆. Est?en manos del profesorado atender
a la diversidad del alumnado que crece y se
desarrolla aprendiendo cooperativamente en el
contexto escolar. Como promotor y gu韆 en el
aprendizaje de sus alumnos, el profesorado ha de
asumir los principios de una educaci髇
democr醫ica que estimulen al alumnado a la
interiorizaci髇 de valores como la tolerancia,
el respeto, la solidaridad, etc., para con los
m醩 desfavorecidos.
La sociedad ha concienciarse de que, para que
los cambios en educaci髇 produzcan resultados y
mejoras 髉timas en el sistema social y
educativo, debe colaborar con su participaci髇
en la vida educativa de la comunidad escolar. De
lo contrario, 縟e qu?sirven los esfuerzos
realizados desde la escuela para paliar las
desigualdades si la sociedad no se hace
part韈ipe en la resoluci髇 de tales conflictos?
Debemos romper este c韗culo vicioso que perpet鷄
de forma constante las desigualdades de una
sociedad estratificada y clasificada en clases
sociales. Todos y cada uno de nosotros debe
comprometerse en un proyecto com鷑 y cooperativo
para eliminar todo tipo de desigualdad y
discriminaci髇.
La diversidad es un valor que nos enriquece a
todos y nos ayuda a crecer como personas. La
desigualdad es un mecanismo que perpet鷄 las
jerarqu韆s piramidales injustas y
discriminadoras. La educaci髇 al respecto tiene
mucho que aportar para ayudarnos a salir de la
fragmentaci髇 y desuni髇 cultural. Debemos
proporcionar a la educaci髇 y al profesorado la
revalorizaci髇 social que necesita para
lograrlo. Veamos, pues, en la educaci髇
comprensiva las puertas que nos abren a un mundo
m醩 igualitario, m醩 justo, m醩 solidario, m醩
respetuoso para con nosotros mismos y para con
los dem醩.